16.10.06

El cartero de Henares, cuentista premiado

José Palacios

Investigación:
Celia Armenteras
Andrea Jiménez
Laura Sevillano
Jorge Serrano Pinto
Juan Rodríguez Hoppichler


Terraza del Círculo de Bellas Artes de Madrid, 20.30 h. Eñe, revista para leer celebra la entrega de premios de su primer concurso de cuentos. La organización de la velada ha sido minuciosa. Nada más entrar me encuentro con los músicos, una banda de jazz sin nombre. Sobre la marcha y entre sonrisas deciden que se llaman como la cantante: “Graciela y los cinco”. Los invitados empiezan a tomar posiciones. Se saludan, abrazan. Parece un reencuentro de viejos amigos. Me dirijo hacia el bordillo de la terraza, insuficiente para evitar que alguien caiga los seis pisos de altura. Madrid a los pies. Uno de los chicos de la organización se acerca apresuradamente para advertirme que me quede cinco pasos del borde. “Hay mucho loco y letrado por aquí hoy, en especial los que han ganado”.

Uno de los ganadores se llama Poli Calle. Vive en el pueblo de Azuqueca de Henares, a cuarenta kilómetros de Madrid. Trabaja como cartero para la empresa estatal de correos. No frecuenta Madrid. El oficio que también ejerció Bukowski antes de dedicarse por completo a la escritura, le permite sostener a su familia y le deja tiempo para escribir teatro. Poli me comenta que es la primera vez que pisa el techo del Círculo de Bellas Artes.

Poli demuestra una conversación animada. Le acabo de conocer y ya me cuenta que su mujer, que le acompaña, es su lectora más crítica y la primera que lee sus textos. “Escribo cuentos como una vía de escape para descansar mentalmente del alboroto de los diálogos que inundan mi cabeza cuando trabajo en alguna pieza teatral”, me dice.


En la tarima, Alberto Anaut, director de La Fábrica Editorial, comienza su discurso: está allí porque la directora de Eñe, Camino Brasa, dio a luz una niña el día anterior. “Pesó tres kilos ciento sesenta gramos”, puntualiza. Simpática coincidencia de nacimientos. Anaut menciona al jurado del premio: Benjamín Prado, Gustavo Martín Garzo, Luís García Montero, Rosa Regás, Agustín Cerezales, Miguel García Sánchez y Carlos Franz, y muestra su satisfacción por el éxito de esta primera convocatoria: 2.400 relatos recibidos por Internet desde veintidós países diferentes. Sorpresa ante la cantidad de escritores argentinos participantes, 400. Uno por uno se acercan los finalistas: Laura Calvo, Doménico Chiappe, Sergio Galarza, Diego Fernando Montoya Serna, José Navarro, Mónica Sacco, Marcelo Silveira y David Torres “Aunque es costumbre quedar finalista de los premios, me complace que en éste se trate de la Revista Eñe, una letra que se encuentra en una de mis palabras preferidas”, ironiza Torres.

Cuando le toca el turno a Poli Calle, advierte que trae un discurso de 45 minutos. Hace un gesto, como si sacara el largo discurso de un bolsillo. “Es una broma”, se retracta y arranca una carcajada al público. Finalmente se convoca a la ganadora, Blanca Riestra. Viste un traje negro y chaqueta anudada a la cintura. Los tacones azules y abiertos dejan ver sus pies pequeños y bien cuidados. Vive en Alburquerque, Nuevo México, donde dirige el Instituto Cervantes, y ha viajado especialmente para la ceremonia. Lee un extracto de la novela póstuma de Roberto Bolaño, 2666.

Concluida la entrega formal de los premios, el ambiente pierde solemnidad. Converso con Poli mientras emboscamos a un camarero. Poli prefiere la cerveza, aunque también circula el vino. Damos cuenta de las croquetas, mientras me narra como vive el proceso de creación. Se le ve feliz, sonríe y sus ojos brillan: “Estoy encantado, nunca pensé que este cuento fuera a darme tanta satisfacción. Cuando me comunicaron que era uno de los finalistas no me lo podía creer”. Descubro que Poli Calle disfruta de sus 15 minutos de gloria.